Volver al trabajo después de unas buenas vacaciones puede convertirse en una enorme pendiente. El término depresión postvacacional es un sentimiento de decaimiento y cansancio al regresar, incluso si las vacaciones fueron largas y se pudo descansar bien.
Es totalmente normal experimentar ciertos síntomas luego de volver de las vacaciones. El hábito hace al monje y precisamente la pérdida del ritmo de trabajo provoca la falta de ganas de trabajar, no tener motivación incluso para las cosas que gustan, sentirse triste y decaído o dificultad para concentrarse hasta para las tareas fáciles.
Los síntomas varían de persona a persona y por lo general desaparecen en una semana o dos. Esto es porque nos volvemos a acostumbrar a nuestras rutinas y arranca la cuenta atrás para un nuevo periodo de merecido descanso.
Hay varias técnicas que ayudan a superar esta depresión postvacacional, pero la más importante es volver a encontrar aquello que hace feliz a uno dentro de la rutina.
El trabajo es un pilar de la autoestima: que su organización con sentido psicosocial motive al trabajador en un ambiente de cooperación y reconocimiento es fundamental para que ese síndrome postvacacional sea pasajero, una tormenta al final del verano que pasa sin más complicaciones.