Un consejo de médico del trabajo sensible al inmenso sentido psicosocial de este: abre todas las puertas, no orbites en callejones sin salida. Aprovecha la inmensa oportunidad socializadora que el trabajo te aporta.
Hay dos ejercicios prácticos que preconizo en la clínica del trabajo de los mánagers de equipos: mírate al espejo y trata de identificar el tipo de persona que eres. La mejor forma de proyectarse en el futuro es gustarte hoy.
El segundo ejercicio, una auto pregunta ante ese espejo del alma que debes practicar cada día: a quiénes agradeceré y reconoceré hoy el esfuerzo que cada día hacen por la empresa y permiten la continuidad del negocio?
Hacerse las preguntas apropiadas es más importante que tener siempre las respuestas acertadas.
Abre todas las puertas. Con que alguna te lleve a un paisaje relajante y conciliador contigo mismo, habrás descubierto un horizonte de placer en el trabajo.
Si me lo permites (si has continuado leyendo es que debo agradecerte la atención que me prestas), queda un interrogante clave para tu espejo: cómo seré recordado? Tu respuesta, sin embargo, es más importante que la propia pregunta: lo importante es que estés en línea con tus expectativas de ti.
Abre todas las puertas, procura que las discusiones del trabajo se construyan desde la cooperación y el reconocimiento. Evita los callejones sin salida y mírate al espejo observando entonces a la persona que te gustaría que fuera recordada como deseas.
El trabajo se hace en sociedad y es una magnífica oportunidad para reflejarse en los espejos del alma que te aconsejo que no desaproveches.