Trabajar no es solo producir, sino también una forma de vivir juntos. En el trabajo hay reglas, objetivos, obligaciones. Cada organización empresarial se impregna de marcas personales y colectivas, sobreviviendo las que encuentran entre sus colaboradores el compromiso de vivir juntos.
Quizás solos se pueda ir rápido, pero juntos se llega mucho más lejos.
En el origen de la evolución del ser humano la condición sine qua non es la capacidad de relacionarse con los otros. El trabajo constituye un poderoso espacio psicosocial para la cooperación colectiva y para la autoestima.
Los directivos deberían comprender que los trabajadores, más que obedecer estrictamente los procedimientos o las consignas de la organización del trabajo, buscan desarrollar una actividad que les permita participar en su realización: una empresa eficiente es la que promociona que sus trabajadores vivan juntos una experiencia basada en el compromiso afectivo del arte de trabajar.
La cooperación no es contractual ni puede decretarse, pero aquellos líderes que me fascinan son los que hacen un esfuerzo verdadero por crear un colectivo.
La vocación intrínseca al liderazgo es la de aceptar las diferencias individuales buscando los acuerdos que, siendo los menos malos, estimulen el mejor compromiso entre los colaboradores.
« Trabajo vivo » es la denominación de este blog que concentra una premisa fundamental: el trabajo es una confrontación permanente a la realidad y al fracaso. El trabajo se juega en el terreno de las emociones y del afecto en tanto que confronta a la realidad y, potencialmente, al fracaso a individuos necesitados de autoestima, de cooperación y de reconocimiento.
Ay, con el reconocimiento hemos topado: no es solo lo que los empleados esperan vis a vis de sus jefes, sino también de sus colegas, de sus clientes, de los usuarios de sus servicios, de la imagen y el afecto que la empresa proyecta en la sociedad.
Es todo tan complejo y tan fascinante que nos vamos de vacaciones. También es imprescindible desconectar y separarse del trabajo unos días. El verano representa una oportunidad para la contemplación de bellos horizontes, sin perder de vista los peligros subyacentes al mundo real