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Bob Esponja, Don Cangrejo, Calamardo y el sentido del trabajo

📖 2 minutos
🗓 10 agosto 2025
✏️Escrito por Francisco Casaus

Bob Esponja es el empleado ejemplar para Don Cangrejo: un ejemplo de motivación, entusiasmo y pasión con el mundo laboral. Gracias a su servicial cocinero, el empresario ha hecho de El Crustáceo Cascarudo «el mejor establecimiento para comer jamás establecido» en Fondo de Bikini.

En cambio Calamardo, que trabaja como cajero en el restaurante, no disfruta de su trabajo. Cumple con sus deberes, pero lo hace sin pasión ni alegría. 

En el mundo ficticio (a veces la realidad supera la ficción) de la teleserie americana Bob Esponja, Calamardo representa a esos colaboradores que han perdido la chispa. La rutina diaria, la falta de reconocimiento o crecimiento, y quizá la falta de conexión con los valores de la empresa, los dejan atrapados en un ciclo de desinterés. 

Pero Calamardo tiene un talento real que rara vez es reconocido, aplastado por la rutina y la exigente conformidad. 

Todos llevamos un Bob Esponja y un Calamardo dentro, no se trata de una doble personalidad, sino de un barómetro del entusiasmo cuyos altibajos guardan relación con la organización del trabajo.

Don Cangrejo es avaro, está obsesionado con el dinero y no le gusta gastarlo. Se preocupa por sus riquezas pero no por las necesidades de sus colaboradores. Desde mi punto de vista, a pesar de que sus reflexiones se han llevado a prestigiosas escuelas de negocios (“si crees en ti mismo, puedes lograr cualquier cosa”…), no es para nada un ejemplo de liderazgo inclusivo.

Don Cangrejo tiene 2 millones de dólares y es un cangrejo-lince para los negocios: casi todo el mundo en el mar ve al Crustáceo Cascarudo como el mejor restaurante. Gracias a su fans incluso una vez vendió una súper-hamburguesa (una Krabby Patty con queso) por 100 dólares.

Sin embargo, mi héroe potencial es Calamardo Tentáculos, un artista contemporáneo que pinta retratos o hace esculturas. En sus ratos libres toca el clarinete, (aunque le falta un poco de práctica) y sueña con llegar a convertirse en un gran concertista.

Lo que lo convierte en mi héroe es que no deja que las dudas de los demás lo desanimen de hacer lo que quiere hacer.

Probablemente si El Crustáceo Cascarudo de Don Cangrejo fuera una organización con sentido psicosocial, no solo contaría con el cocinero más entregado del mundo, sino con un cajero súper eficaz, aunque fuera entusiasmado por dar algún día el salto a la satisfacción de sus aspiraciones. 

Para Bob Esponja el camino no continúa, ensimismado en el disfrute del aquí y ahora. 

Para Calamardo el camino empieza ahora.

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