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Medio lleno o medio vacío: el horizonte o el precipicio

📖 2 minutos
🗓 27 septiembre 2025
✏️Escrito por Francisco Casaus

El trabajo nos catapulta al éxito profesional (que es una forma de reconocimiento social) o nos confronta al fracaso (que es una vivencia inconfortable): nos proyecta a un magnífico horizonte o nos aboca a un incierto precipicio.

El trabajo es, ciertamente, enigmático. Tanto que su verdadero retrato es ambivalente: horizonte y precipicio, éxito y fracaso, son absolutamente necesarios para que la actividad laboral sea sublimatoria del «yo» existencial.

Una parte de nuestra identidad personal se construye en el trabajo, en tanto que actividad social de primer orden que moviliza los mecanismos de cooperación y de reconocimiento tan necesarios para nuestra proyección personal.

Medio lleno o medio vacío, el vaso (el trabajo) contiene sustancia, como la imagen ilustrativa de este artículo es bella en sí misma, con un horizonte infinito y un precipicio amable si partimos de una base psicodinámica: el fracaso es consustancial al trabajo, y precisamente este alimenta nuestra identidad personal convirtiendo los errores en oportunidades de mejora.

Una organización con sentido psicosocial valora mas la capacidad de adaptación y de reparación del potencial fracaso, que el exclusivo éxtasis a partir del éxito.

En el trabajo hay horizontes y precipicios, como en cualquier carretera vienen curvas. No existen las organizaciones abocadas al éxito, pero están abocadas al fracaso aquellas que no entienden este en un contexto de mejora continua.

Las películas de navegantes que se lanzan al mar en busca de preciosas aventuras que contar a las futuras generaciones no son precisamente de océanos en calma. Las historias de marinos que forjaron su identidad personal en el mar, lo son de grandes temporales gestionados con las artimañas y los golpes de timón necesarios para recuperar la calma chicha de un horizonte infinito.Precisamente en la gestión del fracaso, en la parte medio vacía, en la reconversion del precipicio está la belleza del arte de trabajar.

El trabajo está lleno de contrariedades, expuesto a las emociones de la interacción social; pero es una oportunidad inmejorable para transformase a sí mismos y ser cada día mejores desde la inteligente gestión del exito y del fracaso.

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