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El cielo de París y la trasnochada jerarquía pro masculina

📖 2 minutos
🗓 30 agosto 2025
✏️Escrito por Francisco Casaus

Cada ciudad tiene su cielo. En el cuadro de Eugène Delacroix («La libertad guiando al pueblo»), que se conserva en el Louvre, el cielo del 28 de julio de 1830 estaba cubierto de brumas y humos de batalla que diluian un barrio chic del centro de Paris, cerca de Notre Dame y del ayuntamiento de la capital.

La libertad era alegorizada en el cuadro por una mujer de suma belleza que empuñaba la bandera. El espectador de tan magistral obra solo tenía dos opciones ante el testimonio artístico: o unirse a la masa encolerizada por la injusticia social o ser arrasado por ella.

Escribo el 28 de agosto de 2025 y el cielo de Paris luce hoy magnífico, es un día en que la capital arrasará al caer la tarde como imperturbable testigo de historias de conquistas sociales, de revoluciones románticas y de terrazas para brindar al cielo. La colosal arquitectura parisina es testigo de que el tiempo pasa rápido, pero no tanto para haber cerrado las heridas de las injusticias sociales, ni siquiera para garantizar que nunca volverán las brumas ni los humos de batalla.

El cielo no ha cambiado, cada ciudad tiene el suyo; pero los seres humanos somos testigos exclusivamente de nuestro tiempo (mucho mas efímero que la resistencia de esos edificios) y solo podemos contar entonces el cielo que nos toca vivir (nuestra historia es parcial e ínfima en la globalidad del tiempo y el espacio), aunque tengamos la capacidad de abstracción hacia una escena alegórica del pasado como la de Delacroix.

El pintor imaginaba que la mujer sería portadora y guía de la libertad. Probablemente hayamos avanzado mucho pero en la clínica del trabajo pervive la jerarquía masculina en las empresas: hay muchos más hombres que mujeres en los puestos de poder y los hombres que ocupan puestos de poder suelen ser más importantes a los ojos de la sociedad que las mujeres en esos mismos puestos.

Es injusto, pero todavia queda mucho por recorrer. La arquitectura será testigo y alguna que otra imagen gráfica irá dejando el recuerdo de cada revolución inacabada.

Es injusto y una lástima desaprovechar el talento de tantas mujeres. 

Qué bonito está hoy el cielo de Paris, su arquitectura y nuestros deseos a niveles estratosféricos.

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